En 2014 hubo un descarrilamiento en el metro de Moscú que dejó 24 muertos y muchos heridos. Anna tuvo una de las lesiones más graves de todos los supervivientes. Desde entonces, su estilo de vida ha cambiado por completo: rehabilitación, uso de una silla de ruedas y limitaciones de salud.
Pero Anna tiene una actitud positiva ante la vida, intenta demostrar que no hay límites en su día a día, independientemente de su estado de salud. Antes de la lesión era jefa de contabilidad y ahora sigue trabajando de contable desde casa y cuidando a su hijo de 6 años. Además Anna practica natación, remo y realiza entrenamientos en el gimnasio a diario para mantenerse en forma y continuar con su vida diaria con normalidad.
"La familia, el trabajo, el deporte, ayudar a los que le rodean... siempre hay algo que hacer. Esa es mi elección".
"¡Soy una persona normal! Soy igual que tú, ¡sólo que en silla de ruedas! Es una distinción, no una condena".